Lo que me gusta de esta época del año es que uno puede ir a ver películas sólo para divertirse, sin necesidad de pensar mucho. Dentro de ese contexto, esta película parecía una buena idea: "un miembro de la elite antiterrorista israelí va a Nueva York, la ciudad donde los sueños se hacen realidad, y ¿cuál es su sueño? ser estilista". Pero resulto ser una basura total.
Los que escribieron este guión deberían estar drogados porque es mamada tras mamada (ejemplos: el tipo este pudo derrotar al ejército palestino con una sola mano, dispara balas por la nariz, atrapa peces con el trasero y siguen y siguen). No es más que una sarta de estupideces, los clichés más trillados que puedan imaginar.
Y lo peor es que esta película llega a caer en el racismo. Esta vez Adam Sandler cayó demasiado bajo. Siempre me parecido que Adam Sandler no es más que una copia barata de Mike Myers (sin los recursos que este último tiene, claro está) y nunca me ha gustado.
Esta película es molesta, grosera y, por sobre todo, racista. Se los juro, en los baños de la secundario donde estudié hay mejores chistes que en esta película.
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