Soy un fracasado sin carrera y sin futuro a causa de mis estudios, pero no es porque no me haya empeñado en estudiar y en superarme (sepan que lo hice) si no por la mediocridad de los docentes de este país.
En primaria y secundario conocí a profesores mediocres de todo tipo: estaban, por ejemplo, los que eran incapaces de darse a respetar y los que no sabían nada y uno se preguntaba cómo putas se habían hecho maestros.
Pero cuando llegué a la Universidad conocí a un nuevo tipo: los que sabían pero que, en vez de dar su clase, se ponían a hablar la primera paja que se les ocurría. "Que mi cuando era niño...", "Que en mi primer trabajo...", "Que la última novela de Gioconda Belli...", "Que aquella película de Mel Gibson". A veces me daban ganas de gritarles: "¡ME VALE! ¡ME VALE! ¡ME VALE! de veras que ¡ME VALE MIERDA!" Y después se ponían a hacer preguntas como si realmente hubieran dado su clase.
Lo único para lo que sirvieron sus estúpidas anécdotas fue para convertirme en un fracasado sin futuro que no tiene otra cosa que hacer en su vida que subir chistes estúpidos a su blog.
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