
Hace rato, estaba escuchando a un tele-evangelista que decía cosas como: "¿Sabían que el vicepresidente de Disney es gay" y "¿Cómo puede ser posible que se le permita a un homosexual ponerse a cargo del entretenimiento de nuestros hijos". En ese momento pensé: "No seas tan quisquilloso... tú también eres gay y estás parado en un púlpito diciendo pajas".
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